Cuando hablamos de las cualidades de los amigos la lengua se me paraliza.
A mí me ocurre que conozco a muchísimas personas, y con muchas de esas muchísimas tengo especial afinidad.

Amigos tengo pocos pero muy buenos porque los elijo muy bien, o a lo mejor son ellos los que me han elegido a mí. Así que, como son poquitos son todos ellos muy especiales y me cuidan muchísimo. Mis amigos son mis cómplices, son los ojos que me miran, son los oídos que escuchan, son el abrazo que necesito. Mis amigos son leales, dadivosos a manos llenas para conmigo. Con mis amigos puede darse que en temporadas nos veamos mucho y otras veces, la ausencia y la nostalgia sea nuestro único nexo. Y ahí están, en el reencuentro, emulando a Fray Luis de León con su famoso “Como decíamos ayer…”

He pasado momentos muy duros en mi vida, y han sabido estar ahí, con su cariño, con su silencio, apoyándome sin traspasar mi espacio, mi yo de adentro. A mis amigos, sencillamente, los quiero. Y ellos saben que estoy ahí.