Creo que caí, dije que me tiré

¿Qué miedos has vencido? ¿Cómo lo hiciste?

Cuando era muy chica me clavé una aguja y estuve a punto de morir. Las susodichas, una vez se clavan en el cuerpo acostumbran a viajar por el torrente sanguíneo y si embarcan en una vena  van directas al corazón ❤️ como las flechas de amor de Carina, y pum, te mueres. Con ese suceso y la historia que lo avala, el acontecimiento quedó grabado en mi memoria para siempre. Recuerdo que por aquel entonces vivía en un pequeño piso subterráneo donde por las ventanas solamente se veían las piernas de los transeúntes. Mi madre hilvanaba un traje de chaqueta de lana color paja. Mi madre se levantó para hacer alguna cosa en otro punto de la casa y me dejó sentada en mi sillón de mimbre rosa. Solo me dijo una cosa «No toques el traje que te puedes pinchar, que tiene la aguja clavada» y en cuanto mi mamá dejó la pequeña sala de costura, yo solamente hice una cosa: probarme la chaqueta del traje y mirarme al espejo simulando ser mi madre. Al minuto apareció mi madre, que al verme mirándome al espejo con la chaqueta puesta, empezó a gritar y se dispuso a quitarme la chaqueta. En esos momentos de nerviosismo, no se sabe como ocurrió, vieron, mi mamá y mi abuela, que la chaqueta había quedado pegada a mi cuerpo por el costado izquierdo. Rápido llamaron a un vecino que tenía una camioneta y me llevaron al hospital de San Juan de Dios. Allí me operaron a vida o muerte, con la suerte de que la aguja, al ser yo todavía muy pequeña, quedó clavada en mi costilla y no pudo avanzar hacia el corazón 🧡.

Escena de Tacones Lejanos película de Pedro Almodóvar , siempre me recuerda mi antigua 🏡

Durante muchos años corrí de las agujas, no se si de forma consciente o no. Cada vez que un doctor me recetaba medicamentos inyectables, formaba un escándalo en la consulta. Cuando fui más grande, ya no lloraba pero mi tensión era tal que, en un par de ocasiones tuvieron que abrirme la zona del pinchazo porque se creó una especie de quiste. Cada vez que en el colegio había clase de costura me perdía por los pasillos. Más tarde, allá por los años ochenta, cuando el sida se abrió paso en nuestras vidas, las agujas todavía tomaron un papel más amenazante en mi vida. Fué justo en esa situación de encerrona vital, cuando decidí plantar cara y echarle valor a mi miedo. Un amigo me dijo un día que había quedado para donar sangre, que si me apuntaba. Por supuesto, decliné la invitación con un socorrido «ya he quedado». Eso me dió que pensar, me hizo plantearme en ese momento no sé que cosas, no las recuerdo. No sé si fue la irreverencia adolescente o ese altruismo escondido que en algún lugar tenía. Pero algo cambió en mí.

A las agujas  les tuve auténtico pánico durante muchos años y un día me planteé superarlo sin decírselo a nadie, me hice donante de sangre 🩸. Cómo la bella del cuento, cambié.

La Bella Durmiente, «El mensaje de La bella durmiente es que no hay que temer a los peligros de la pasividad, ni a la pasividad en sí misma. Es un periodo de cambios poco visibles, necesario y que conlleva un crecimiento personal (Bettelheim, 1977). La bella durmiente también habla del despertar sexual de las niñas».

Avatar de Desconocido

About Mechas Poval

Lamari Poval, Escritora salouense nacida en Barcelona. Multifacética en aficiones y destrezas, bloguera desde el año 2006. Aunque el oficio con el cual uno llena su despensa no sea el de escribir, si uno se levanta por la mañana pensando en escribir y es feliz cuando escribe, es escritor. Actualmente expone sus creaciones en "El racó de Mechas", de Mechas Poval y "Con un par" de Lamari Pujol. Publicaciones: UN RELATO PARA OSCAR, 2012, ed. Puntorojo MI HERMANO KEVIN,2013,ed.Vivelibro CUANDO LA MARACA SUENA,2014,ed,Amazon kindle CRÍMENES DE ASFALTO, TIERRA Y MAR, 2019, ed Vivelibro
Esta entrada fue publicada en ENTRETENIMIENTO y etiquetada , . Guarda el enlace permanente.

1 Response to Creo que caí, dije que me tiré

Deja un comentario