Ya se perdió el sabor: nada sabe a lo que un día supo. Es triste, es serio, es así. Recuerdo ir a la panadería del barrio y pedir a la dependienta 2 barras de medio. Por aquel entonces -cada vez que digo «por aquel entonces» vienen a mi memoria las lecturas del evangelio y su «por aquellos días «🤣- la barra de medio pesaba medio quilo y además te decían: «No ha llegado el pan, éste es de ayer -igualito que hoy, que además de congelado y precocido tiene dos cocciones más: la blanco casi crudo; la moreno trigueño, y la negra casi total, dependiendo de los días que vayan entrando y saliendo las barras del horno. Y lo del gusto del pan, no solamente pasa con el pan del supermercado, también cuando uno va al pueblo que tiene o que le prestan de tanto en tanto, el pan de canteros ya no es el pan de canteros, el panadero ya no es el panadero, ahora es el hijo del panadero, el mismo horno, la misma receta histórica… pero la harina… la harina no es la que era, por buena que la compre, ya no es igual. Las bases de nuestra cadena alimentaria han cambiado y aunque hayamos mejorado en controles de calidad, hay materias primas que las estamos perdiendo.

Si dejo de comer pan y me voy a la Nocilla, tampoco sabe a la de antes, ahora se parece a la Nutela, que como es italiana, es más pro. Y los tomates? porque no saben los tomates a tomate? Alguien lo sabe? Y el jamón dulce de caramelo, donde está el jamón de caramelo, ahora solo se encuentra fiambre de caramelo!! y… y…

Quizá me quejo mucho y soy yo la del paladar extraviado, pero creo que no. Y les voy a decir porqué. Porque cuando mi madre hace flamenquines, o sanjacobos, o libritos, o escalopas, tienen un sabor especial, un sabor que me lleva a los domingos de campo o playa en plan omaita, buenísimos todos (ya estoy salivando ) . Yo cocino todo eso espectacularmente, y ya saben ustedes que no soy de echarme flores, más bien soy de las que me revuelco en la tierra de las macetas, pero no consigo su sabor, el sabor de la cocina de mamá. Por ende, solamente como paella en casa si viene mi madre y la hace, porque a mí ni se me ocurre. Y las legumbres, otro tanto, hasta mi hijo, que es de buen tragante, me dice que las haga la abuela, que a mi no se me dan… En fín, que lo mío es la pasta, las tortillas, los quinches, los bocatas de escandalo, pero la cocina cocina, va a ser que no. Besos