Tal como dijo Jack el destripador “Vamos por partes”.
Iré por partes porque lo digo yo, no porque esté de moda esa afirmación atribuida al destripador. Lo digo convencida de que esto de ir por partes es importante. Seguir un orden, un sistema, una instrucción, ya sea natural, inducida o fruto del capricho, para mí, y recalco eso de “para mi” es muy beneficioso. Es una especie de inicio: el orden aleja el caos y, si aleja el caos acerca la armonía, la paz.

Acumular secuencias me atribula de manera sustanciosa. Mi funcionamiento personal me conduce de forma natural hacia lo único, me dirige evitando cualquier conducta que rompa mi armonía. Y dirán… qué es esto? De qué está hablando? Pues hablo de la forma en que alcanzo mi bienestar, después de un entrenamiento de muchos años descubrí que era tan fácil como estar en paz conmigo misma, evitando situaciones y conductas que rompan esa paz.

Pero… la otra parte es otra cosa. Es cierto que la salud está directa y proporcionalmente relacionada con el bienestar personal pero lo que no es tan cierto es que dependa tanto de nosotros y de las estrategias que sigamos. Alguno seguro que pensará que externamente pueden romper nuestro bienestar pero estoy convencida de que la salud, en esta rifa para el empeoramiento tiene muchos más boletos comprados. Porque al final, todo, todas las partes, por muchas estrategias que se pauten y se sigan, la fatalidad está ahí y viene aunque no la llamen.

Uno puede cuidarse mucho, no beber, no fumar, hacer ejercicio moderado, comer “sano” (cosa que a estas alturas de la vida veo muy difícil), tener una vida ordenada, y bien joven, le sobreviene una enfermedad y de ahí sin retorno, hacia el otro lado. Cada día es más frecuente, dicen que cada día vivimos más pero yo últimamente estoy viendo gente que nos está dejando pronto y además, gente que cumple los “saludmientos” con total devoción.

Si hablo claro y sin rodeos, creo que la clave está en la aceptación de nuestra realidad y en el agradecimiento sobre ella. Cuidar lo que tenemos, cuidarnos, querernos, amarnos, entendernos, sonreírnos, prepararnos… ¿Qué es la vida sino un entrenamiento continuo para la muerte? Cuando antes se acepta, mejor, menos drama, más felicidad, más bienestar.

Y la enfermedad cuando llega se la combate, se la batalla, y se le gana o se la pierde; y la vida sigue o llega la otra…