¿Por qué tienes un blog?
No se rían pero les diré algo, mi historia de blogger es, modestia a parte, una historia especial, llena de sentimientos.
Llegué nueva al lugar procedente de la estación del gran dolor y se comportó conmigo como aquel que se confiesa ante un desconocido con el total convencimiento de que, no volverá a verlo y que, con cada palabra escrita, mi situación poco a poco se iba descongestionando y yo por fin, empezaba a respirar. Fue muy importante. Tanto como la vida que todavía poseo.
Casi sin darme cuenta, con el duro día a día y la ayuda del nuevo desconocido, empecé a recuperar la vida que daba totalmente por perdida, quemada en una hoguera llena de vanidades y sueños, esfumada en un hora baja…
Y ahora… Ahora, después de casi dos décadas de relación, no siempre descargo con el barman desconocido, guapo y discreto de la plaza Gomila, poco a poco resurjo de mi misma en el cruel e imposible intento, de tomar de nuevo las riendas de una vida que se crea tras el letargo que supone la exclavitud sin cadenas ni muros, esa que te entierra en vida y aún enterrada y cadavérica, tiene la obligación se sonreír.
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