¿Votas en las elecciones políticas?
Desde los tiempos inmemorables donde los caciques adoctrinaban a sus labriegos en el noble arte de votar mediante una cruz a su persona, quedó por estas tierras una sombra de carácter residual al respecto que, pasado el tiempo de la efervescencia post dictadura donde el pueblo creyó tener en el voto la posibilidad de cambiar el país, llegó de nuevo el humo vendido con el propósito de vencer el descontento y el desánimo creado tras la decepción en masa y muchos volvimos a creer en los votos para el cambio.
Pasado el tiempo y viviendo un nuevo desengaño, algún avispado decidió vender sobres con 20 euros a cambio de un voto a su favor en las urnas.
Llegó el día en que tras algunos acontecimientos, muchos ciudadanos decidieron votar de manera útil, más en contra de que a favor de un elegido y, tampoco prosperó el producto. Aquí fue todavía peor, un auténtico desencanto: Por un lado los pactos contra natura a cambio de una silla, por otro la amnesia post programa de muchos candidatos.
Después de esto, todo es más difícil. Los ciudadanos han descubierto que la clave está en la política, esa que está al alcance de todo ciudadano, que queda mejor, es más legal y más productivo, hacerse político en lugar de ensuciarse en otros negocios con menos brillo.
Ahora alguno piensa que votará al que le dé el sobrecito porque de promesas incumplidas, ya tienen todos un máster expedido por el adversario.
Dicho esto, mientras me van llegando al buzón esas carísimas publicidades me pensaré si sí o si no pero de momento, no lo tengo muy claro y menos, después del último culebrón donde los grandes de la telebasura tienen mejor programa.

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