Hoy no me gustaban mucho los temas de nuestros developers, me pareció haberlos respondido en algún momento en mi recorrido a todo lo largo y ancho de este mundo punto infinito. Algo quería aportar y había pensado en explicar lo bien que sienta compartir un buen rato con amigos acompañados de algo de picar. En mi caso son unos momentos bárbaros, con todas las letras. Y justamente, en uno de esos encuentros, mi vecino Jose, si, el del anuncio, me a comentado que había entrado en un par de chats de inteligencia artificial, uno de origen chino y otro norteamericano. La inteligencia china no fue capaz de responder ninguna de las preguntas -os cuento, sin que nos oiga nadie, que las preguntas eran de tema bastante local, o sea, que en cierto modo hacía un poquito de trampa- no tenía ni idea de nada de lo que le preguntaba. Por otro lado, el chat norteamericano, en algunas preguntas casi dió en la diana, aunque no fue del todo acertado.
Se le preguntó sobre mi persona y respondió que era una escritora nacida en Madrid y que había escrito tal novela y tal otra. Yo he visitado Madrid en diferentes ocasiones a lo largo de mi vida, mi editorial de cabecera tiene sede en Madrid y debo decir que adoro esa ciudad, pero no, no soy madrileña. Y en las obras que me adjudicaba, alguna no correspondía.
Indagué sobre el título adjudicado a mi persona en el chat y conocí a Irene Cuevas, autora de «Un momento de ternura y de piedad», título adjudicado a mi persona en dicho chat. Prometo leerlo y contaros que tal.

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