08.55
Creo que no lo volveré a hacer. De hecho, todavía no sé cómo mis amigos me acabaron liando. Supongo que la idea de cambiar el contenido de un domingo tuvo mucho que ver. Debe haber sido eso pero, ya antes de entrar en el autocar, los efluvios de humanidad habían conseguido recordarme porque no me gustaban los transportes colectivos.
A pesar de ello no estaba dispuesto a echar a perder el día y que decir, los cincuenta eurazos que había pagado, tampoco.
10.15
Después de una parada de cuarenta y cinco 🕔 minutos en un área de servicio de la autopista 🛣️ allí por donde los anemois campan a sus anchas, volvemos a la carretera. Pensando al modo Van Gaal, ya saben, siempre ♾️ positivo, nunca negativo, descubro las ventajas de no conducir, que no son pocas. Fotografiar en movimiento del paisaje bajo del Delta, donde la tierra, el río y el mar 🌊, hacen conjuro de unión con un cielo gris 🩶 que intenta abrazarlos.
13.00
Después de dar una vuelta por los arrabales del pueblo y socializar un poco con otros viajeros, hemos degustado lo que tocaba degustar, nada de beber, eso… cuando lleguemos al restaurante. A las once aproximadamente, sabiendo todo el programa de comida para el día hoy y aprovechando que no conduzco me he pedido una Voll Damm, que es fiesta y hace meses que no cato una. La gente me miraba mal. Yo si fuese de los que miran mal los hubiese mirado a ellos, comiendo chocolate con churros y cafés con leche con croissants 🥐🥐🥐🥐, que entraban en la oferta de los 2,50€. Puro colesterol en vena y, en menos de una hora tocaba degustación: alcachofas, alioli, morcilla y longaniza. Y después 🥁🥁🥁🥁🥁 el restaurante.
18.07
Tras algunas comidas y unos bailes protagonizados por algunas mujeres de la excursión, volvemos al punto de origen.

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