El capítulo de hoy me ha dejado tocada. Soportar la victoria sobre una pérdida es una situación más que frustrante. No sé puede luchar, ni modo.

Me he pasado más tiempo en hospitales y tanatorios que la mayoría de los mortales y a pesar del dolor, sigo aquí, plantando cara al mundo en general y a mí vida en particular.  Sin filtros, aunque durante muchos años no ha sido así. Me he pasado media vida filtrando todo lo que ocurría a mí alrededor con medicamentos.  El dolor que experimentaba mi alma se expandía a mis órganos tangibles sin remisión y en crecimiento día tras día, de la misma forma que aumentaba mi prescripción médica y la factura de la farmacia.

Mi vida era un auténtico caos ocultado con precisión tras mi mirada marrón 🤎. Tras la perdida de mi hermano mayor toqué fondo, entré en un pozo hondisimo del que prácticamente era imposible salir. El doctor me aconsejó recluirme en una casa de montaña de su propiedad. Éramos amigos y me pareció bien.

A los pocos días de llegar ocurrió algo tan siniestro que acabé en un hospital psiquiátrico durante cuatro meses.  Durante ese tiempo ⏲️ fui capaz de dejar la medicación a escondidas del personal que, esperaban que cada toma concluyese con éxito.  Aprendí a engañarlos mientras me fortalecía y volvía a tomar las riendas de mi vida después de mucho tiempo.

Me di cuenta que el dolor era el mismo pero yo me había tornado mucho más fuerte.  Me sentía ahora mal, por lo que había obviado, escondido, olvidado…  Había recuperado mi voluntad, mi vida.