Tengo que volver a conversar con Mariano Grande, quiero explicar con todo lujo de detalles su aventura infantil en Barcelona junto con su familia, un bonito recuerdo que se merece una segunda escucha, por su experiencia personal su aporte histórico a la memoria colectiva social.
Hoy ha sido día de celebración y tal como comenzó he querido que terminase y acabó Un día perfecto, unos días perfectos, tal cual comenzaron el jueves pasado con el pinchazo craneal de la doctora Rodriguez. Una incursión cerebral de lo más fructífera. Dos días cantando el yo te lo digo cantando de El Luis, un cantante setentero que grabó parte de la memoria colectiva de una época y que han culminado de manera personal con el Sobreviviré de mi querida Remedios Amaya. Dos días de lujo, de empoderamiento, que espero no se retiren,sigan ahí, al pie del cañón en el que mi vida más que convertirse, ha recuperado un espacio perdido en el tiempo, en ese tiempo que nos rebasa, que pasa sin sin muchas veces ser nosotros conscientes de su desplazamiento.
Hemos celebrado a todo tren, comiendo y bebiendo, como nosotros sabemos, sin pensar que hay un mañana que nos espera con la encefalopatía de turno y la colesteroltenia que nos invade, valientes, cual toreros al ruedo pero con un buen queso en la mesa y unas frescas Voll Dam sustituyendo sin complejos, regias y empoderadas, el buen vino tinto del cancionero popular. Un día excelso, que como siempre, el tiempo nos gana porque está escrito y cuya lucha, como la nuestra, de momento es imposible ganarle aunque con muchas ganas y no menos argumentos, nosotras, continuamos plantando cara.
Hoy va por todas aquellas que siguen en la batalla y que pese a los medicamentos, seguimos en la brecha, recordado y venerando a las que se quedaron en el camino y que con ese humor que nos queda, nos invita a seguir en la vereda, en nuestra lucha cotidiana, pequeña o grande, según el contexto, pero valiente, siempre. Sin necesidad de banderas porque estamos acostumbradas y por formación de cada una, a llevar la nuestra, que es una, pero a pesar de todo, independiente, como esa libertad que solo, muchas de nosotras, al final de la vida, tenemos el valor de reconocer a viva voz, no solamente a corazón abierto, con sus silencios.
Va por ellas!

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