Últimamente, tener una idea para desarrollar en esta página y acabar hablando de algo completamente diferente. Aunque si me detengo a pensar esta desviación es mucho más corriente de lo que pudiera parecer, solo que, no siempre somos conscientes de esos cambios de ruta. Ocurren, sin más y ni tan siquiera nos damos cuenta. Lo que queda más que claro no es una inestabilidad en nuestra ruta, en nuestros proyectos, sin la falta de conciencia en nuestro día a día. Cada vez más llenamos nuestras vidas de procesos automáticos y nuestra vida pasa en gran parte desapercibida por nosotros mismos.

Cuando hablamos de ello siempre acabamos culpabilizando a nuestra maltrecha memoria pero aquí, no son sus fallos los responsables. Falla nuestra consciencia, nuestra atención a los procesos es muchas veces nula, es como si nos perdiésemos nuestra propia vida. Las razones pueden ser muchas y encontrarse en lugares y momentos de lo más variado: Puede ser el trabajo, una relación tóxica, los problemas de salud. La saturación social nos ha convertido en seres bloqueados emocionalmente.

Les confieso que ni yo, cuando comparto estos pequeños esbozos de reflexión, me dedico siempre ciento por ciento a aquello que estoy haciendo. Mi atención es bastante limitada, supongo que como muchos otros humanos. Aunque se trate un tema de interés, parece que el tiempo que puedo dedicarle me limita de tal forma que no solamente se trata de simple tiempo, sino de la alteración que esa cota produce en mi estado de atención.

Salí de mi reunión pensando en divagar en el extenso mundo de los certámenes literarios, sobre las diferencias existentes en sus bases, es la disparidad que existe a veces entre aquello que uno da y lo que, a modo de lotería es posible que reciba y al final, fue el tiempo, la conciencia y la vida cada vez más fútil quien se llevó el tiempo y la consciencia durante unos instantes.