En alguna ocasión ya he hecho referencia a estas dos magníficas películas, se trata de Las tribulaciones de un chino en china y Un día de furia. Y justamente las he recordado a las dos y no, no estoy pensando en esas guerras comerciales que se están urdiendo, sino en esas batallas diarias a las que nos enfrentamos los ciudadanos de a pie.
Uno se levanta en la mañana con una hoja de ruta marcada o quizá no, y de repente, ocurre algo que te rompe el esquema diario, Zass y nos vemos obligados a hacerle frente o no. Ocurre casi siempre que las personas que preconcibieron unos planes para ese día, y por la razón equis no puede desarrollarlos, suelen ser los más afectados, y si lo que uno planteaba para ese día, era una jornada tranquila, para que contar… puede llegar a convertirse en Bill Foster, nuestro osado protagonísta de Un día de furia o quizá, viendo que el plan trazado se truncó, siente ser Arturo Lempeur, el Las tribulaciones de un chino en China.
Como ven, el que no tiene una vida de película es porque no quiere!
Pero las películas no siempre nos gustaría vivirlas, a veces son tan trágicas, tan crueles o tan malas, que jamás las volvemos a ver. La vida en cambio, puede también ser así y eso ya es más difícil. A veces depende de nosotros que cambie, pero no siempre es así. Uno puede prepararse para un mejor empleo y conseguirlo, puede desear una familia o quizá procrear y de alguna forma, si se pone lo consigue, incluso uno que le toque de cerca la violencia, puede tener un mínimo de suerte o dedicación y salvaguardarse de ella pero, de una enfermedad! Quien se la busca? Algunos, si, pero por lo más corriente, no depende de nosotros que caigamos enfermos ni que ocurra una desgracia… ni que nos vayamos de forma trágica. A veces, la vida es así.

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