De repente recordó a aquel medio novio con aspecto de novio entero que un día tuvo.
Su manera de caminar, a modo de macarra setentero, de pijoaparte de la Barcelona de los sesenta, entalonado en zapatillas de lona azul que rasaban el suelo acompasadas y balanceando los brazos caídos, laxos, como si atrapara moscas a la altura de sus caderas.
También vinieron a su memoria las grandes diferencias entre ellos.
Uno era conocido de las rejas, inquilino habitual de la Modelo, que pese a su gran corazón y sus arraigadas creencias, tuvo en sino encontrarse con una mala compañera, que le llevó a la ruina, que le dio mucha guerra, que le jodió la vida, para más señas.
Él otro era también de principios, pero lo peor de su vida pasaba por haber tenido una novia dominante, soez y algo fea.
El destino en punto de sus vidas fue común sin encontrarse sin saberlo, en ella. Un único testigo con décadas de diferencia, la medio novia que el primero tuvo, la artista pasajera que museó al segundo…
Era ella.

Leyenda en el tiempo…Imagen a caballo entre la leyenda de Camarón y Ella de Alejandro