Hay quien opina que hay situaciones generadas con la única intención que crear un nuevo orden y con esta opinión crea un nuevo temor en aquel que lo cree.
Hay quien cada día, acostumbrado a una vida instalada en el caos, esta más que acostumbrado a la instauración diaria de un nuevo orden, ya que para bien o para mal en su -mal llamada- normalidad, se instaura a diario en su vida.
Estos individuos, expertos resilentes para unos, poco humanos para otros, son con diferencia los expertos en el fenómeno vital y los menos afectados ante cualquier nuevo fenómeno que desee invadirnos.
Dicho ésto, quiero rendir unas palabras a todos aquellos antiinfluencers, resilentes nominales y virtuosos malcriados, a todos aquellos que se dejan llevar por una sonrisa bonita y nunca se fijan en la mirada, esa que lo dice todo y es el espejo del alma, alma de la cual ellos creen estar por encima y consideran una antigualla de batalla de viejo.
Esos, que ahora con la mascarilla, no sabrán expresar nada con su mirada, porque sencillamente, no creen en su poder y no conocen su fuerza.
