Querido Jet, tu estímulo se ha convertido en un resorte que me ha transportado como una piedra tras un buen tiro de catapulta directamente a la ciudad de Barcelona.  Ni tan siquiera he tenido un segundo para decidir si me dirigía hacia allí, cuando he querido darme cuenta me encontraba en Montjuic contemplando las torres venecianas desde la fuente luminosa.

Ha sido un viaje mal llamado relámpago, más bien se trató de un auténtico trueno, el estímulo máximo de los sentidos en una mañana de domingo, una pulsión transgresora que opera violentamente en mis órganos vitales, solamente ha bajado la velocidad cuando un nuevo estímulo se insertó aquella mantra sobre el pasado a modo de freno y trompo en el espacio-tiempo.  Mi tiempo es presente en la huida,  es mi único objetivo.  Las emociones se convierten en un auténtico peligro para la vida, el maltrecho y a la vez inexistente corazón no resiste el fuerte latido ante el despertar de la ciudad excelsa.  No puede permitirse reencontrarse con el pasado y correr el riesgo de quedarse en él.