Percibí cierto olor a naturaleza muerta al despertar y me sobresalté.  Me encontraba en una habitación muy luminosa.  La estancia estaba llena de plantas y flores de muchos colores.    Me pregunté si yo estaría muerto y si por eso había allí tantas flores; a la vez otra pregunta asaltaba mi aletargada cabeza, pensaba que si estaba muerto porque no había allí nadie de mi familia y tampoco escuchaba llantos; entonces también me pregunté si quizás no les importaba y me habían abandonado en el hospital; casi al mismo tiempo una nueva duda me asaltó, quizá mi familia había abandonado mi cuerpo en el hospital porque no tenían dinero para pagar la funeraria; aquello era un sin vivir, un sin vivir de dudas sobre si me encontraba vivo o muerto y en que lado me encontraba.
Todo ocurría en un tiempo que no pasada pero tampoco se amontonaba, en un espacio en apariencia carente de aire donde no me ahogaba, donde la luz era intensa, muy intensa, pero no me molestaba.

Quizá estaba muerto y la vida en el otro lado era así de extraña.
Pensé en recurrir al pellizco disuasorio rompesueños pero por alguna razón no alcanzaba a mover mis dedos, fue entonces cuando me di cuenta que no podía sentir mi cuerpo.
En ese momento en condiciones normales hubiera entrado en pánico pero no lo hice, una calma infinita y etérea se había apoderado de mi, nunca había experimentado una sensación de relajación así, ni tan siguiera en los tiempos en que los tranquilizantes se integraban en el menú diario de la clínica.

Después de este rato que no he sido capaz de valorar mi verdadero estado pero lo cierto es que no me ha importado, que raro! A lo mejor tengo que valorar la posibilidad de haber traspasado.