Siempre le digo a mi amiga Marina, que todo le pasa a ella, que tiene una vida muy interesante.
Ayer por la tarde, Marina no se encontraba de muy buen humor y me hizo una pregunta:
– ¿Que quiere decir para siempre?
Yo le contesté con otra pregunta:
– Marina, ¿Tu sabes cuanto tiempo es siempre? Llegado el caso, siempre puede ser un instante, de la mísma forma que un instante puede convertirse en un momento infinito, que te acompañe toda la vida, como una presencia.
Veo que no te resulta extraño lo que te digo y que sabes perfectamente de que hablamos, pero dime, saca dentro lo que llevas, eso que te esta consumiendo.
Marina permanecia en silencio, aveces pienso que su verdadera vida es aquella de la que nunca habla, solo de vez en cuando coloca una anécdota sin tiempo, sin lugar, sin caras… y pese a eso, siempre nos resulta interesante, como protagonísta de una película, de la mejor de las historias narradas. Comenzó a llorar.
– Mechas, a mi me han pasado cosas horribles. Aparentemente olvido lo malo y de algunas cosas buenas me acuerdo de vez en cuando.
Y en cierto modo es así. Por que yo quiero que sea así, solo por eso.
No quiero ver las cosas malas que me han ocurrido, pero las tengo hay, si bien no han dejado cicatrices por fuera, no quiere decir que no las tenga, y bien abiertas sangrantes, por dentro.
Y lo peor de todo esto, es que estoy convencida de que todo lo que me ha pasado de lo merezco.
– Marina para, por favor. Hablas como un alma maltratada.
– Quizá tienes razón. Y lo peor de todo esto es que, la principal sospechosa de este maltrato, soy yo. Esa mano izquierda…