El pecado, muy inocente, me turba sin pensarlo, subleva mi más profundo ánimo. El pecado que yo escondo, me sonríe tras las esquinas y me extrae de la vida. Y que sería de ella sin él, sin su existencia, sin la esencia de la vida. ¿qué ingredientes contiene mi pecado que cuando lo tomo, de todo me evado? El reloj pierde su puesto, el sol, su reclamo y si es de noche, las estrellas rompen su manto.
Qué tendrá ese pecado, que con nombres y apellidos, estando tan cerca, no es más que un extraño?
Es pecado del cual reniego , me espera tras las esquinas, me coge de un brazo, y me desplaza para darme un abrazo, que me coloca entre la pared y el peligro de su cuerpo y tras ello, me dice adiós para siempre, con un beso
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