CONFESIONES AJENAS CON YSWA SPINO
Podría parecer ahora mismo que vivo en uno de mis peores momentos y, aunque seguramente la afirmación sería un acierto, más de uno herraría si decidiese sentar de firme los motivos.
Y es que, como en muchas ocasiones en la vida, los motivos aparentes pueden distar mucho de los reales.
Ahora viene cuando todos decimos: “Ya”, “Si, claro”; cuando otros dicen: “En tu caso está a la vista…” o “¿Te pasa algo más?, y yo, dentro de esta tristeza que me dicta, tengo que reconocer, y no precisamente a viva voz, que por este tipo de comentarios y preguntas, podría tener un motivo más para lubricar ese descenso de mi ilusión ante la vida.
¿Qué porqué digo esto? Primero de todo porque aquello que todos ven, no tiene importancia, no aceptar una lesión, una enfermedad o un catarro, podría considerarlo como no aceptar la vida en si misma, no es, todo ello, más que parte de la vida misma.
También es verdad y no puedo dejar fuera, los motivos por los que esta mañana, fría y gris, me devano nos sesos ante el impoluto gesto de la reflexión, también lo son, y no me refiero tampoco a aquellos que preguntan si hay algo más, es normal que no lo sepan todo, y llegado el caso, resulta hasta educado preguntar.
“Ahora viene cuando lo matan” diría más de uno, pensando en que de súbito, puede conocerse el motivo. Un donativo. Si, un donativo es el motivo.
¿Qué como puede haber llegado un donativo a ensombrecer mi semblante? Respondo presto: No es de donativo en si, es la actitud falta de tolerancia por parte de las personas. Vivimos en una sociedad donde escuchar hablar de asuntos de lavado de dinero, fraudes financieros, delitos bursátiles, cobros de comisiones indebidos, entre otros, se ha convertido en algo cotidiano, tanto, que en ya damos por hecho o como algo natural este tipo de conductas. Y no puedo contener mi indignación ante la idea. Aunque no vaya conmigo no soy capaz de evitar mi descontento.
Hace un tiempo, encontré una forma de aportar algo positivo a este mundo que nos tocó vivir, y decidí colaborar en una de las tantas oenegés que existen.
Yo, como buena embajadora del proyecto, y bueno, porque yo soy así, de esa pasta, del tipo de personas que les gusta volcarse a fondo en aquello que hacen, decidí llevar unos detalles de cara a la Navidad, para venderlos y recaudar fondos para personas necesitadas, no pensé que con exponer un artículo para su adquisición voluntaria, pudiese generar tal revuelo, total, el tema no era más que adquirirlo de manera voluntaria, no se requería en ningún momento, ningún tipo de confesión ni creencia, y creo yo, que no hería a nadie en su sensibilidad por la mentada exposición.
Algunos compañeros, afines y no afines a mi causa, no dudaron en echarme una mano y poner en lugar visible el reclamo, entendieron que, aunque no iba con ellos, tampoco se hacía mal alguno, hasta que, pasado un par de días, alguien a quien no gustaba la idea, decidió quitar de la vista la información, sin aludir más razón que la de su intolerancia, ya que tanto él como yo, no somos más que trabajadores de una empresa, y ni él ni yo, tenemos poder de decisión sobre que colgar en una pared, y que, llegado el caso, si le parece conveniente o no, está en el mismo nivel que yo a la hora de decidir, y si ha estado mal o no, en última instancia será el dueño, y no otro, quien decida si estaba bien o no, poner aquella información en un sitio visible.
Creo yo, y lo digo abiertamente, que si en algún punto de todo este desgraciado incidente debe existir un grado de tolerancia cero es en el de quitar un papel de una pared, y sobre todo, en el hecho de utilizar el reclamo para recordar todo el aura de fraudulencia que acompaña este tipo de cosas. Después de todo, uno puede creer o no, a nadie hace daño -en todo caso, alguien tendrá un beneficio, aunque no sea neto- y ante todo, hablo de un acto voluntario, de sensibilización, de bueno, llegado el caso, en mi más alto egoísmo, de sentir cada noche al acostarme, que durante el día que ha pasado, he intentado aportar algo, para que este mundo en que vivimos, sea mejor.
Hola soy el del articulo sobre el «sentimiento catalán».
Gracias por tu comentario, siempre es satisfactorio saber que alguien te lee y que piensa igual, sin conocernos.
Leí el tuyo sobre el mismo tema y me encantó, te seguiré a partir de ahora.
Un abrazo.