Parece que al final se ha ido del todo. Hacía tiempo que no nos veíamos, la última vez fue en la caja de ahorros. Me encontraba sentada esperando a Carlos mientras hacía unas gestiones. Entró con paso lento pero sin perder aquella manera tan personal de moverse, tan característica en él. Lo llamé por su nombre, giró sobre su eje y me sonrió. Le dije que hacía tiempo que no lo veía, qué donde se metía. Me dijo que ya se encontraba bien pero que había tenido un pequeño incidente con el motor y había estado un tiempo en el hospital. Apesadumbrado, me confesó que ya no volveríamos a vernos. Yo en ese momento, entendí que no nos volveríamos a encontrar en la piscina, como hacía muchos años nos encontrábamos a diario – él de entrada, yo de salida-
Y es que desde hace más me media vida, tuve la oportunidad de trabajar frente a su establecimiento: una peluquería en en centro histórico de la ciudad. En esos años, Carlos le servía los cafés, él bromeaba amable con ambos. Nosotros éramos muy jóvenes. Él, no tanto. Al poco, se jubiló. Entonces le daba a la bicicleta. Y fue en esos tiempos cuando el primer aviso le hizo cambiarla por la piscina. Y ahí ya eran dos las aficiones compartidas: el agua y los buenos pelos. Admiré siempre con especial sobremanera, su elegante sentido del humor, su piropeo blanco y galante, su educación ante la vida.
Aquel último día en la caja de ahorros, mientras me explicaba sus reformas mecánicas, algo se me escapó, no entendí. Preguntaba a menudo a Carlos por él, pero no lo veía.
Y hoy me entero que se ha ido. Y lo peor de todo es que no puedo reprochárselo. Ya me lo dijo: no volveríamos a vernos.
Si algún día subo… allí nos vemos
¡Qué bonito! … si un día subo allí nos vemos.
Me ha encantado.
Un saludo
Bonito, y triste a la vez…
yo quiero una bicicleta para subir hasta ese sitio
muy sencillo y emocional querida, intenso
Creo que es pronto para que pidas la bici compañero, es más, para subir ahí… nunca
Gracias Carlos
No la quiero para mañana y tampoco para quedarme a vivir alli, es para arrancarte de esa vida aburrida y llevarte al infierno