Para muchos nunca fue necesaria la existencia del secreto, mucho tuvieron siempre muy claro que el mal tiempo acude no más llamándolo.
¿Que a qué viene esto? No quisiera frivolizar y cuanto menos quitar importancia a lo verdaderamente importante cuando se trata de analizar una vida sesgada bajo la capa de un ataque violento.
Quisiera decir que aunque durante un tiempo de mi vida si que fui consumidora de seriales, la desaparición del más grande en el género, el profesor Cabrujas, -ha de quedar claro que esta afirmación es de carácter muy, muy personal- una servidora dejó de seguir el género de manera algo parecida a la adictiva. Mónica hubiese sido una Diana perfecta, aclaro que no quiero hacer a menos a Noheli Arteaga, gran señora del género que bordó aquel doble personaje.
No quiero dejar de expresar tampoco que soy poco amiga del plano tonto, como le dicen ahora a la caja tonta -el cambio de nombre seguro tiene que ver con el cambio del cajón por la pantalla plana, esa que a veces pone a la gente condensada en un solo plano.
Pues aclarado esto, comentar que en mi media hora de almuerzo acostumbro a sintonizar lo que toque del género. La última fue «Pasión prohibida». A mi querida amiga Julieta, gran consumidora del producto, adicta al género en proporciones cancerígenas, le gustó más bien poco: Eso de que la protagonista se despachara un tiro, ensuciando un hermoso e inadecuado vestido blanco, la dejó consternada. Yo traté durante unos días de explicarle que el traje tenía que ser blanco para que la sangre luciera. Ella me miraba como quien mira a un insensible y me decía que ahí las cosas no eran así, que esas cosas no pasaban.
La verdad es que yo cuando veía a Bianca, siempre veía a Dennie -seguramente unía en ambas un mismo tipo de pasión, esa que es capaz de llevar a uno a la locura-
Con los protagonistas masculinos me ocurría algo parecido, no igual, aclaro. Ambos personajes dibujaban a la perfección esa comodidad, esa cobardía tan típica en muchos hombres.
Creo que en algún momento llegué a pensar que pese al parecido de Mónica con Natalie, seguramente sus destinos no tenían porque semejarse, aunque pareciera, o me pareció a mí, que ambas llevaban escrita en su mirada, mientras interpretaban, una opacidad, un muro hacia el futuro, que iba más allá del papel interpretado, y desgraciadamente, no me equivoqué.
Ambas pasaron al universo de las diosas inalcanzables de manera accidental y precipitada.
Descansen en paz mientras quedan eternamente en nuestro recuerdo.
-
Entradas recientes
El racó de Mechas
Fotos
El pase de diapositivas requiere JavaScript.