Este día ya pasado, extraño y uraño, fastidioso y tenebroso, trajo una poesía para Rita, la cuarta, como la nota que preside el título, dejada ahí, al aire húmedo de una luz que no repitirá mañana, tras una noche ésta, repleta de insomnios individuales que son uno sólo, con su lluvia, con su poca luz, con la zozobra del que estrena…
Este día ya pasado, extraño y uraño, fastidioso y tenebroso, trajo una imagen de sol tenue, helado y un acompañamiento a ritmo de bolero, desgarrado de forma indeterminada, como la universalidad del dolor, sin nombre, solo con una sensación de vacío en cualquier interior.
El eclipse marcó el día
la gente polulaba
desconcertada, indolente.
La calle estaba semialumbrada
el minisol lucía impotente
ante la autoridad suprema
de una luna insolente.
Una lágrima solitaria
el débil derramaba
subiendo ésta, mágica
de la tierra hasta la rama.