Algunos ya conocen Salou calami, otros todavía no. Para aquellos que todavía no saben de Salou Calami, debo contarles que es una asociación de escritores creada con el propósito de fomentar el hábito de la lectura y la escritura. Cuando digo escritura no me refiero a ejercicios de caligrafía, sino a esa necesidad que en algún momento surge en algunos de nosotros, que en ocasiones aparece de forma tímida, dejando las emociones plasmadas en unos humildes versos o un pequeño párrafo.
Salou Calami nació con mucha más ilusión que medios, con la idea de convertirse en un punto de inflexión para todos aquellos que ya comparten o que les gustaría hacerlo y no acaban de decidirse a saltar al ruedo literario, para compartir sus experiencias y dar apoyo a todo aquel que necesite
El creador literario, como la mayoría de los artistas, va atravesando a lo largo de su andadura una serie de etapas.
Pasado el primer miedo al papel en blanco, uno empieza a conquistarlo adelantando letra tras letra que rompe la pureza del papel.
Rebasado ese periodo el ya escritor va afianzándose en el terreno y decide compartir su creación. Los blogs son una plataforma apropiada para todo aquel que desea compartir y todavía no se atreve a dar el salto a la publicación, la mayoría autofinanciando sus obras.
A lo largo de la historia hemos ido conociendo artistas que vivieron en la indigencia y que pasado el tiempo se han convertido en una fuente de ingreso para los poseedores de sus derechos.
En la actualidad, una gran mayoría de escritores, siguiendo las pautas del comportamiento social actual, aglutina sus actividades diarias añadiendo a las tareas básicas -consideremos como básico vida familiar y laboral- su pasión por la literatura.
Pese a las estrecheces económicas, el escritor se ha convertido en su propio financiador, o lo que es lo mismo, ha creado seguramente sin ser consciente en un principio, el automecenazgo.
La autopublicación es para muchos la única posibilidad de sus obras puedan llegar, con una poca de suerte, a algún sector del mercado editorial, exponiéndose en ocasiones, sea por desconocimiento del medio, sea por la picaresca creada por ciertos individuos al respecto, a perder sus derechos, sus regalías o lo que es peor, llegar a sentirse expoliado de su creación.
Esa situación es verdaderamente traumática para el escritor, porque suele ocurrir que todo aquello que crea, quizás no tiene un valor económico tasado, pero el precio emocional no tiene límite.
Aprovecho para recordarles que aunque con poco valor económico de por medio, Salou Calami tiene en marcha un certamen literario. La fecha límite de entrega es el 25 de agosto.
Este certamen es todo corazón pero sin su contribución no late, se nos muere.