Hoy no tengo ganas de escribir, pero no por ello soy un esclavo de la pereza. Ya tengo bastante con ser exclavo de un sistema en el que no confío como para encima fallarme a mi mismo.
Lo cierto es que cuando uno lleva diecisiete horas en pie, con el ojo abierto, trabajando al borde de la fiesta, resulta difícil sentarse ante el teclado y contar las mil y una historias que has inventado hoy.
Por esa razón seré breve y creo que será bueno. Es una frase que escuché en la mañana, y me ha llegado hondo, tanto que no he dudado en calificarla como algo más que la frase del día, para mi ha sido como una afirmación de vida. Se la escuché a Sonsoles, octogenaria, madre de tres hijos, separada del padre de sus vástagos y marido. De aquella mujeres de armas tomar, de las que fueron a Alemania en el tiempo del Caudillo, y que además tuvo que sufrir hace unos años, la muerte de uno de sus hijos con menos de treinta años por una negligencia médica que jamás pudo aclararse.
Fue debido a este duro trance por el cual conocí a una mujer desecha, cuyos fluidos físicos estaban inundados en barbitúricos que le hicieran sobrellevar su injusta existencia.
De ella quizá un día, consiga una de esas confesiones por su parte, de esas que tanto agradan a Belkis. Hoy me quedo con su rotunda afirmación mañanera:
“ME QUEDAN TRES TELEDIARIOS Y VOY A VIVIRLOS A TOPE”
Bona nit.