Dicen algunos que la elegancia del ser, está en el poder.  Digo yo y posiblemente algunos lectores también, que la elegancia es el don del saber estar.  Y de la misma forma que la elegancia en el vestir, se rige por un perfecto arreglo adecuado al momento o al evento, hay que rozar la perfección en el lugar que se ocupa en un momento determinado.

Por aquí estamos en campaña electoral, los grupos políticos locales tienen a sus líderes de turno y, pasado el día de los comicios, algún líder acabará convirtiéndose en un seguidor del más votado en pro del progreso de su ciudad (algunos consiguen hasta convencer a los votantes, girando en círculo de trescientos cincuenta y nueve grados sus primigenias propuestas), aunque lejos quedan de ser creídos por algunos, algunos seguidores acaban convirtiéndose en auténticos detractores del ya, cadáver político, aunque por estos cuatro años, ya tendrá él un buen sueldo y podrá vivir su sueño.  #londonomateus.

Yo, en mi línea habitual, me quedo al margen de liderazgos que, de un día para otro te pasean entre el cielo y el suelo, como decía Anita Torroja, y una ya está muy lejos del tecno ochentero made in spain, y la edad y la veteranía que ésta imprime en el superviviente, te convierte en única heroína y líder de tu espacio y de tu tiempo.  Besos