En mi caso debo decir que estuve media vida renegando y la otra media, no arrepintiéndome de lo que renegué pero sí, dando la razón a todo aquello que un día me inculcaron.

Sé que hay personas que todo este proceso lo transitan de otras formas más o menos drásticas, pero en mi caso, más que la oveja negra de la familia era una especie de cabra loca en lo que a ideología dispar a la familia se refiere. Yo era de aquellas que tenía el mundo en sus manos e iba a arreglarlo pero… un día todo cambió y entré a formar parte de ese grupo de engranajes que forman la maquinaria del reloj de la vida. Si de algo me arrepiento, es de la preocupación, desasosiego y cualquier otra mala sensación que pudiera haber causado en mis padres. Del resto, no me arrepiento de nada, pues si todo no hubiese pasado como pasó, yo seguramente distaría mucho de ser la persona que soy hoy: Imperfecta por los cuatro costados pero queriéndome a rabiar.