Hace unos años llamó mi atención un pequeño pueblo de Aragón llamado Trasmoz. Fue tal la curiosidad que hizo brotar en mí su historia, que decidí visitarlo. Curiosamente, fue durante el año maldito, ese que marcó un antes un después en la vida de muchos, cuando decidí hacer el viaje. Más para mal que para bien -y digo esto no de forma caprichosa, pues tengo como claro abal todo un conjunto de accidentes y pérdidas a mis espaldas- he ido postergando la visita y espero que por fin, este año pueda por fin realizarla.

Trasmoz cuenta con una serie de acontecimientos que se encuentran en el límite de los datos meramente históricos y la leyenda. Ya que sobre este tema hay mucho escrito, os regalo un enlace de los más interesantes para que conozcáis de una mano más diestra que la mía, la verdadera historia de Trasmoz. A pocos kilómetros de allí, en plena sierra del Moncayo -fantásticos jamones‼️-🐖 se encuentra el monasterio de Veruela, que entre otras hazañas, tiene atribuidos algunos embates contra este pueblo y también presume de que nuestro amado Bécquer, escribió allí algunas de sus leyendas. Estoy hablando de lugares mágicos para muchas personas y es por ello que, si no pasa nada -qué va a pasar Mechitas que no haya ocurrido ya❓-, este año, por fin, conoceré Trasmoz. Prometo reportaje fotográfico y un post como mínimo sobre lo que en aquellas tierras singulares donde las haya me ocurra.