Otra vez aquí, entre la pantalla y mi cuerpo, ese que me representa.
Bueno, rectifico, tengo que ser sincera… por lo menos aquí.
Mi cuerpo, ese que muestra una parte de mi. Para algunos la mejor… para muy poquitos, la que menos importa.
Y es que debo empezar con las preguntas. Esas que son un ritual en mi vida…
¿Dónde se encuentra lo mejor de mi? ¿Se puede considerar bueno? ¿Es que no hay nada que me haga buena, especial para nadie?
Y mientras tanto, continuo haciéndome añicos en esta montaña rusa que es mi trayecto en la vida…
Una gran amiga, una de esas que… pese a las distancias mantengo casi durante toda mi existencia, una de esas que… me ha metido en algún lío pero que de más de uno y grande me ha dejado salir… dice que mi orgullo es mi condena, que no busque culpables, que no es el destino, que es mi inseguridad…
Pero claro, ella es mi amiga. Hace más de… uf, he perdido ya la cuenta… ha pasado tanto tiempo desde que Castelldefells era nuestro feudo y la vida recién se mostraba ante nosotros…
Y hace unos días, antes de marchar hacia su casa actual, a miles de kilómetros, resolvió uno de mis frentes abiertos. Como cuando éramos unas niñas y yo jugaba a ser grande mientras ellas coqueteaba de lleno en el mundo de los adultos… Y por eso, porque empezó antes, – y porque es más lista- siempre viví tras su estela, aún en la distancia, y dado el caso, siempre me ayudó.
Pero como hago ahora, ¿de que manera dejo de sentir esto que llevo dentro? No quiero hacerle caso, no quiero ni puedo romper mi vida, aunque no sé como hacer para seguir viviendo…
Y es que mi problema… es que de nuevo siento, de nuevo quiero, y no tengo más salida, que escribirlo y seguir viviendo… Aunque sea a pedacitos…
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