La noticia sobre la última corrida de toros en la Monumental me ha pillado sin argumentos,
Pero me ha venido al recuerdo, en este día de hoy, veinteseis de septiembre, el día en que yo, Mechas Poval, cumplí los veintiuno. Ya eran entonces momentos en lo que la mayoría de edad, en este país, era como en casi todo el mundo, a los dieciocho, pero yo, educada en una de aquellas famílias donde la honra solamente era perdida tras un matrimonio bendecido por Dios y por la Santa Madre Iglesia, te daba la libertad y la tranquilidad de seguir siendo una mujer de bien, perdió su norte y el norte requerido por aquella sociedad (la de entonces)
Esa tarde, mientras a Paquirri en la plaza de Pozoblanco el toro Avispado sesgaba su vida, yo culminaba la mía. Una vida que había comenzado su vida a pocos metros de la Monumental, en la calle Bailén de Barcelona, en un rancio bar que se llamaba San Fermín, y al que yo, el amor que culminaba por fín, desde los nueve tiernos años de mi existencia,empezaba a tomar forma.
Esa tarde, en un hediondo hotelito de la playa de Castelldefells, mi vida empezaba a ser mi vida (y valga la repetición) Uno moría mientras daba paso a otro,mientras yo culminaba la labor trazada durante años, donde por una vez en mi vida, fuí capaz de dar rienda suelta al ciento por ciento a mi pasión… Aunque luego, como siempre, el sentido de culpabilidad inundó mi se y me sentí la persona más despreciable.
¡Que pena esta! La de tener una vida presidida por la duda y no poder concebir la felicidad sin culpa!
esa historia merece ser desarrollada en detalle
he leído muchas de las tuyas, de las de aquí y de las que no publicas y de verdad que sobre este tema no había visto nada