Tal como decíamos ayer, aunque no hayan pasado cinco años, que bien podían haber pasado si, por ejemplo, comparamos el crecimiento inflacionista del último año, el tema de la acampada sigue exactamente en el mismo lugar que lo dejamos hace un año. Se nota que las entradas de blog no se comen porque si fuese así, seguramente habrían subido su precio y sus impuestos. Sigamos aprovechando mientras que la expresión, la exposición y la lectura sea gratuita o sino, mientras los servicios de abastecimiento nos lo permitan.

Está la cosa difícil. El mero hecho de subir al monte a mirar las estrellas se ha convertido en un auténtico lujo. Entre la contaminación y las necesarias nubes, algo tan básico y primitivo como mirar al cielo y ver algo se ha convertido en un auténtico artículo de lujo.
Recuerdo un amigo -el de los carnavales, por más señas- que era muy aficionado a mirar todo lo que brillaba. Se le iban los ojos tras un buen diamante y en la ausencia de éste, pedía algún coche prestado en la zona alta al puro estilo Torete y me invitaba a ver las estrellas en las montañas de Begues, todo un espectáculo.
Un espectáculo todo, desde verlo conducir a toda velocidad por la Diagonal de Barcelona para diluirse por las calles de Esplugas y conectar con la C245 hasta Gavà, para luego subir hasta Begues de la misma forma que también lo era contemplar desde la roca grande, las estrellas que pernoctaban el Garraf.

Dicho ésto, no le hago perder más su tiempo y una vez acampe esta respuesta en el campo de Jet, pasaré a leer sus acampadas, para comprobar que estén todos ustedes bien.

Feliz semana!

Estrella 💫