Lo mío no es la política, de todos es sabido. Pero en esta semana toca decir algo, sino va a parecer – de hecho es quizá lo que es, y bueno, a estas alturas tampoco es muy importante…- que no soy una persona informada que en este País de de las Hadas, donde habito, se vive al margen del resto de los mundos. Y la verdad de la buena, a todo esto, es que desde que por ahí, no recuerdo donde, y tampoco si lo escuché, lo vi o lo leí, que la información era poder, en cierto modo, perdí un poco de interés por informarme –debe ser porque mi reto de poder no sale más allá del término municipal de mi ADN, tarea ardua por cierto, que me tiene entretenida sin esa necesidad que mucho pueblo tiene, de informarse, de lo que como ciudadanos pudiera importarles, y como cotillas, les corroe no saberlo. Vamos, que lo de la vieja del visillo, y su vicio por vivir de las vidas ajenas, seria pecata minuta vs el pueblo en si.
No es que haya dejado de hacerlo, porque tampoco hay que comportarse de manera tan radical, pero es que a uno se le quitan las ganas. ¿Cómo se puede afirmar que quien tiene la información tiene el poder, cuando cada día resulta más evidente el poder del dinero? ¿Es que acaso no es evidente?
Como si no, se pueden llevar a cabo esos macroconciertos, a los que llaman mítines, con esas puestas en escena, esas luces, esos vatios, esa cartelería que empapela nuestras calles… Y lo más indecente en estos tiempos de crisis que vivimos, no es el dinero sino la procedencia del mismo. Todo eso lo paga un pueblo semiruinoso que parece no darse cuenta, o que, en pro de su comodidad y su felicidad, cierra los ojos, tapona los oidos o directamente da la espalda y abre la caja del lexatín…
Y todo esto ¿para qué? Enfrascados todos en buscar culpables en lugar de proponer soluciones, y no solo económicas, que en estos momentos, es empezar la casa por el tejado, como decía mi abuelo.
http://www.telecinco.es/lanoria/2011/entrevistas/cronica-social/Mario-Conde-Noria_6_1495710417.html