Hoy todo el mundo me preguntaba sobre el tema de mi relato, a lo que yo, en plan fresco del tipo aquí te plancho, respondía diciendo que mi única publicación del día de hoy, era una invitación a comprar un libro, a poder ser, de Pérez Reverte. Nada más.
Aunque las vivencias del día de hoy han ido acumulando dentro de mi humilde persona un cúmulo de sensaciones tal, que como dice la compañera “Escribe o revienta”, durante gran parte de la jornada he sido capaz de capear la aluvión de extrañas sensaciones que han embargado estas últimas horas. Y el día raro ha sido desde bien temprano y para muchos. Las personas más próximas a mi me han hecho partícipe de las extrañas percepciones de las que han sido espectadores o protagonistas. Todo raro. Todo denso, como la bruma que inundaba mi paisaje. Como mi voz a ritmo de copla se desvanece en el ambiente. Parece que hoy todos vivimos un día de extrañas sensaciones. La verdad es que desde hace unos días decidí no sé bien si por pereza o por falta de tiempo, reestrenar en alguno de mis canales algún que otro relato, reedescubrí sin proponérmelo algo que hace un tiempo ocurrió y que a día de hoy ya debe estar por lo menos en el monte de las ánimas. Reviví historias pasadas, de las cuales fui espectadora de excepción y redactora por obligación, dando todo ello una reflexión sobre la universalidad de los sentimientos y sobre su temporalidad, y es que hay conceptos, que aunque abstractos, son válidos para toda la vida, para casi todas las personas. Es bonito, llena a uno de orgullo y casi de felicidad, aunque sea ajena, el hecho de que algún mortal sea capaz de sentirse protagonista de aquello que un día escribí y te premie con un cálido abrazo. Un abrazo de esos que me gusta recibir y que en alguna ocasión me gustaría tener la capacidad para regalar, incapacidad intrínseca de mi persona, que no me enorgullece pero soy así, incapaz de dar, y a estas alturas no voy a andar visitando psicólogos que indaguen en mi.
Para eso ya estoy yo, con mi continua introspección, con esa fiel compañera de viaje, que si nadie remedio, como única y fiel compañera de viaje, me acompañará siempre.