SOBRE BUCLES Y OTRAS COSAS, EN BUSCA DE LA JUSTICIA PERDIDA

Hace unos días un nuevo bucle se adueñó de la situación reinante, y es si en ocasiones hago referencia al conocimiento absoluto y a alguno de esos que creen ser los dueños de todo el conocimiento hoy me voy a dedicar a sacudir el colchón de todos aquellos que alzándose paladines de la justicia absoluta, casi divina, provocan situaciones tan peligrosas que dan auténtico miedo.
Una buena pregunta para ir calentando el ambiente -que para muchos, es cierto, y por otro bucle diferente- podría ser la siguiente: Si hablamos de un hombre justo, ¿debemos considerar justo al que toma decisiones justas o se considera también un hombre justo el que lleva una batalla continua en pro de la justicia?
Es evidente que aquí, en ningún momento nos estamos refiriendo a causas judiciales, por lo menos, en este momento, eso, para los jueces queda, que es su oficio. Aquí de lo que se trata es de entender de alguna manera si vamos a considerar justo al hombre que, a todas luces creyéndose poseedores de la equidad planetaria, decide y riega sobre vidas ajenas, pensando que su visionaria imagen del mundo es la correcta y única posible ante el escarnio ajeno, y así, como si tal cosa, orgulloso de su babosada, se va a dormir tan tranquilo, como si tal cosa, mientras deja pelota propia en tejado ajeno cuando ni tan siquiera le molestaba en su casa.
Pero… la hazaña lo ha llevado a la escena, por un instante se ha convertido en protagonista estelar de la sabiduría absoluta, aunque haya sido en contra de las reglas básicas de juego social y utilizando tretas tan añejas como la politización de las vidas privadas, pero no de su vida privada, sino de vidas privadas ajenas, y ahí es donde, a todas luces, no solo ha, como diríamos a pié de calle, “ha perdido los papeles”, sino que ha roto la ética habida y por haber, y no por la indiscreción, que a lo hecho es lo de menos, sino a la utilización de esos asuntos como referenciación social, con todas los nefastos resultados que puede conllevar, y sin tener, claro está, aunque a él le parezca, relación, causa – efecto, de unos hechos, con los otros. Mirado en seco, no se puede ver más que un comentario vengativo y soez, que podría dar lugar a interpretaciones erróneas y de graves consecuencias y para más inri, sumaremos al hecho que nos ocupa, las dudas generadas en los interlocutores, doblemente, ya que unos buscaran esa justicia en la duda: En hablar o callar, en tomar la decisión correcta; en ser capaz de valorar lo importante y descalificar la información tóxica; en diferenciar hechos y opiniones; y hay más, mucho más que el delirio de protagonismo con fuerza par romper la existencia de cualquiera, también está el caprichoso que como un niño insatisfecho rompe el juguete del otro.
Y los que reciben, se impliquen o no, quieren justicia ante tanta imperfección, sabiendo que, tomen la decisión de tomen, en estos momentos, seguro no es la mejor.
Perdones para todos, aunque no los tenga que pedir yo.

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Acerca de Mechas Poval

Lamari Poval, Escritora salouense nacida en Barcelona. Multifacética en aficiones y destrezas, bloguera desde el año 2006. Aunque el oficio con el cual uno llena su despensa no sea el de escribir, si uno se levanta por la mañana pensando en escribir y es feliz cuando escribe, es escritor. Actualmente expone sus creaciones en "El racó de Mechas", de Mechas Poval y "Con un par" de Lamari Pujol. Publicaciones: UN RELATO PARA OSCAR, 2012, ed. Puntorojo MI HERMANO KEVIN,2013,ed.Vivelibro CUANDO LA MARACA SUENA,2014,ed,Amazon kindle CRÍMENES DE ASFALTO, TIERRA Y MAR, 2019, ed Vivelibro
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