Creo haber abordado ya en alguna ocasión el tema de las realidades paralelas, esas que cada persona dependiendo de diferentes factores, aplica modificando su comportamiento -empleo aquí el término de manera global, incluyendo entre otras características la actitud de las personas-.
Es básico entre nosotros esa disparidad, si no fuese así, no tendríamos apenas diferencia con uno de esos robots que se asemejan a un humano, tanto en apariencia como en conducta.
Lo que realmente me preocupa del tema es lo que estas características personales puedan afectar a los semejantes próximos de manera negativa. No quiero recurrir en estos momentos a ninguna sentencia del tipo “todo tiene sus ventajas y sus inconvenientes”, porque siento que sería como negar los riesgos que conlleva la existencia, la esencia de la misma vida.
Me preocupa de verdad que todos aquellos que transitan a otro nivel, en otra honda, interfieran en el funcionamiento equilibrado del resto; me inquieta comprobar como muchas personas se aferran a otros niveles que no son los suyos como auténticas garrapatas; me inquieta ver como algunas personas, disconformes con su propia vida, se enganchan peligrosamente a una que no es la suya, como el que moja un despecho con tequilao el que intenta superar sus capacidades adulterando el aire con polvo blan
co, sin ser consciente que como todo aquí, es temporal, es prestado.
Aunque si hay algo que empieza a impacientarme es ver como estas personas, con la pena social que acumulan, van consiguiendo todo lo que quieren mientras engordan su ego de manera ilusoria. A mí me gusta que la gente consiga los objetivos por los que lucha, siempre que sean buenos y no se se lleven a nadie por delante, no creo que haya que ser un príncipe, el de Maquiavelo, para ir por la vida.
Claro, que puede ser que mi realidad esté equivocada. Lo asumo. Como también he asumido el resto. De la misma forma que acepto a cada persona es como es y con ello creo ganarme del derecho a que los demás hagan lo mismo conmigo. Y del mismo modo lucho para que las reglas del juego, en los espacios comunes, sean respetadas por todos.
Y si eso llega a todos los espacios… no quiero correr tanto…