En las horas siguientes al suceso una progresión de opiniones varias se barajaba entorno al mismo, aunque en lo único que todos los informadores parecían coincidir era en el número de víctimas que poco a poco iban apareciendo de entre los escombros.
El hecho de coincidir con el principio de las rebajas hacía que el lugar apiñara máximos históricos de repliegue humano por metro cuadrado, razón por la cual las conjetura sobre los posibles motivos de la catástrofe, al igual que las víctimas, eran cada vez más numerosos, aunque de manera contraria, ningún medio se atrevía a enfilar las indagaciones en ningún sentido. Todos pensaban pero nadie era capaz de afirmar, que digo afirmar, lanzar conjeturas, sobre los posibles motivos y mucho menos hablar de autorías de los mismos.
En la calle, lo primero que se había comentado era que podía tratarse de un atentado yihaidista pero resultaba extraño que no existiese ningún comunicado. El segundo candidato era como siempre que ocurría una cosa de estas, era eta, pero tampoco se habían comunicado con ningún medio como era habitual, además, la última tregua se estaba respetando. Hubo alguno que recordó el hundimiento de la nave de Muebles Peralta en el año 2000 por la cantidad de personas. Y así, alguna cosa más, pero solamente en la calle, los periodistas de las noticias preferían remarcar las lluvias de la zona gallega, como si eso fuese noticia, evitando en lo posible dar minutos al hecho. Solamente daban constancia de que los bomberos continuaban trabajando en la zona y que tanto la policía como los diferentes equipos de mantenimiento civil trabajaban para asegurar y afianzar los servicios de la ciudad.
Ya eran más de quinientos los cuerpos sin vida rescatados de las ruinas y con el paso de las horas, la cifra seguía sumando, de igual forma que las conjeturas referentes a los motivos, cada vez más desacertadas.
En la redacción de un pequeño diario algo díscolo con el régimen dirigente, un becario de aspecto menudo provisto de gigantes gafas sobre una cara pecosa, llevaba su primera tarea en la redacción: leer todos los correos que habían llegado al buzón del lector.
Con ese interés especial y único que da tu primer empleo, comprobaba uno por uno todos los mensajes recibidos, hasta que uno lo hizo frenar en seco su interesada lectura.
Parecía estar directamente relacionada con lo ocurrido.
me dejaste exactamente en el punto máximo…desde luego que entiendo que es intencionado, pero me habría gustado leer todo de un solo tiro (soy ansioso)
Querido, dicen que la curiosidad mató el gato…
no te expongas a morir por un relato…
Qué haríamos sin ti…
Salu2