En el trabajo, un cliente decide regalarte esta rosa (sin espinas) en agradecimiento a tu dedicación. Acto seguido, uno decide compartir el presente haciendo una foto y enviándola al wassap corporativo.
Cuando el jefe llega, después de saludar, lo primero que hace es preguntar si es una rosa o un capullo, porque claro dice él ésto puede tener diferentes interpretaciones.
En un flash de segundos debato la respuesta: Silencio ante la digamos necedad de la ocurrencia- o seguirle el juego poniéndome -digamos, a su altura (cosa difícil, ya que es muy, muy alto). Opto por la segunda, en esta ocasión han ganado las hormonas.
«Jefe, yo he querido compartir este presente con todos los compañeros, no he tenido tiempo de interpretar nada más. Si tu sientes que te he querido decir capullo… ¡es cosa tuya!.
¡Bueeeeeeno!
Siguió el jefe con la intriga de qué significaba aquello. Seguro que se estuvo torturando.
Saludos.
Como lo sabes…
Gracias y saludos
Qué llegue ya el viernes y tengas un feliz fin de semana.
Saludos.