Aunque hace unos meses dí por finalizada la fase off de mi relación con la escuela, en ningún momento vino a significar este cambio de estado que ahora fuese in.
La verdad es que a parte de la apatía creada y almacenada, fue poco lo que cambió. Es cierto que era importante el reencuentro, pero había tantas versiones como mujeres allí reunidas. Partiendo del hecho que la emotividad no es lo mío, si que fueron importantes para mi algunos descubrimientos durante la velada. ¡Hallazgos incluso para con mi propia persona! Aunque claro… tratándose de Mechas, ¿Qué relevancia puede tener?
Pasada la angustia inicial, esa que desaparece de forma casi instantánea tras los primeros cruces de miradas y los saludos, el temor desaparece porque más que miedo a no ser capaz de expresar una cordialidad políticamente correcta (como se dice ahora), es, después de tanta inclemencia atmosférica por medio, el nerviosismo, a modo de primera cita, lo que pareciera sustituirlo. Al rato, ya en faena, uno recuerda a Fray Luis de León y a su “Como decíamos ayer”, también se le viene a la cabeza Gardel y aquello de “veinte años no es nada”, y ese reencuentro con alguien a quien no se sabe cuando ni donde vio por última vez y que al mismo tiempo tiene la certeza de conocerlo.
Volviendo a los descubrimientos, resulta grato recibir agradecimiento de alguno de los congregados, sentir reconocimiento como artista, y descubrir que el abrupto camino no fue en vano y que tampoco para ellos fue fácil, que en sus historias también hubo dolor, cúmulos de crueldad infantil, de maldad, de desencanto, de lucha y superación ante todo lo adverso, todo multiplicado a la enésima potencia, por ser mujer, por ser hijas de proletario, por ser parte de una minoría que de alguna forma sacó los pies de tiesto en su hazaña propia y salió adelante pese al machaque, ese mismo que las hizo más fuertes, ese que en mi caso, llego a inmunizarme tanto, que me dejó yerma de brillo, risa y hasta llanto, pero que pese a eso, no descerrajó el latido que me mantiene aquí, despierta, al tanto…
Tan ajena, tan lejana, tan ocupada, tan de todo para no darse cuenta uno de todo aquello que le causa herida, que le provoca daño.
-
Entradas recientes
El racó de Mechas
Fotos
El pase de diapositivas requiere JavaScript.