Si mi humilde persona se reinventaba cada mañana antes de reptar para conseguir levantarse de la cama, quiere decir que estaba viva, maltrecha, pero viva, y eso, es motivo de celebración diaria. Quiero suponer que no es necesario aclarar que para celebrar no es necesario recurrir a las bebidas espirituosas ni cualquier otro tipo relacionado. Uno celebra la vida de la misma forma que da las gracias –o como debe darlas- con el corazón. Únicamente así. A lo largo de nuestra vida puede pasarnos de todo, y a ese todo, lo vamos a ir enfrentando, enfrentando y venciendo. Unas veces nos resultará más sencillo y otras sin embargo, costará más, pero la superación de esa cadena de todos es la que va a determinar que continuemos camino, y sigamos contemplando amaneceres, unos soleados, otros grises, pero todos igual de importantes, porque todos ellos nos recuerdan que hemos superado una oscuridad más y que continuamos en funcionamiento, viviendo, que no es poco.