Quería volver a escribir el pasado y me di cuenta nuevamente me equivocaba, erraba impunemente en el afán de buscar el origen de la desgracia en los pasos caminados, aquellos que una y otra vez, durante toda una vida, inspeccioné metódicamente en la búsqueda de un culpable que siempre, desde un primer momento, tuvo nombre: el mío.
En una noche como hoy hace ya tanto que ni recuerdo cuando, decidí tomar otro rumbo y, por esas incasualidades que tiene el destino, puesto éste a darme una nueva oportunidad de recomponer mi error, desestimé desatinadamente, con mi marca de la casa, ese nuevo camino que la vida me brindaba con la posibilidad de dejar atrás todo aquello que una y otra vez taladreaba mi mente, a la falta de un corazón que latiese en mi pecho.