Acabé de leer los Cuentos Brutos de Josep García y a modo de introspección involuntaria, un punto de creatividad afloró al exterior en forma de nanocuento, a modo de ejemplo, como nos decían en la escuela “explica con tus palabras” o “por un ejemplo para comprobar que lo has entendido”.
No puedo contarlo, no es el momento, ahora son las historias de Josep, historias de vida, prácticas, sencillas y a la vez importantes, básicas, con cierto aroma al maestro Coelho, no sé porqué…
Leer los cuentos de Josep es comparable a un intenso recorrido vital, donde uno va escuchando historias ajenas y viviendo las propias, sin adornos, con la practicidad del ser humano elevada a la máxima potencia, esa que, a modo de milagro, nos permite cada día, seguir aprendiendo.
tomo nota!
Muchas gracias por la entrada y por tus palabras. Y me alegro de de haber contribuido a una generación de algo, quiero leer el nanocuento.
Esta la he reblogueado para el 27. Un montón de gracias y un beso, pero no de los de Peter Pan.