OCURRIÓ EN LUNES
Un cáncer de próstata había puesto fin por alguna razón desconocida a su excéntrica vida sexual. Su santa, aquella que en tiempos no lo fue tanto, seguía viviendo, feliz, ajena a lo que se perdía en aquella unión, seguramente por adoración. Una extensión incomprensible incluso por sus ya grandes vástagos, que incluso de niños deseaban a su madre un amante que colmara sus deseos.
Ella no deseaba más intrusión en su vida que la de futuros herederos que colmaran de travesuras su invierno.
Ocurrió en lunes que, aquel que un día destrozó sus sueños, volviera de nuevo a su vida, como un nuevo extraño, pidiendo cielo.
Puso él pies en polvorosa en un principio más luego entendió el doble juego, el desprestigio de aquel que la amó hasta la locura hasta que entendió que todo movimiento no era más que pura treta para obtener nueva víctima de su cruel adversario.