Acabaron por fin en este San Valentín, las rondas de muerte que como siempre, equivocadas, vinieron cargadas de vidas; vidas nuevas, vidas viejas, vidas sanas, vidas que empiezan a romperse…
Un hombre en el mercado del domingo intentaba vender a los incautos las flores desechadas del invernadero a precio de saldo, con ello cubriría el sustento de sus seis hijos. Su esposa hace tiempo que lo abandonó. No, no está muerta. Tampoco se fue con otro. Salió una noche a robar camisetas de la Barbie para venderlas en el mercado del domingo y la detuvieron. Desde entonces paga una condena de seis años de prisión. Alegó que era para dar de comer a sus hijos pero, ya la había alegado demasiadas veces. Ya, no colaba.
La noche de San Valentín decidió no seguir pagando, Ronda, de alguna manera, se murió. Ahora si que él está solo.