Si algo estoy aprendiendo en estos días que todavía no sé en que términos pasarán a la historia, es que hay tantas sensibilidades como seres humanos; que aquello de que la libertad de uno acaba donde empieza la del siguiente, debería recuperarse como adoctrinamiento básico en todas las escuelas; que no hay nadie más peligroso que aquel que no tiene nada que perder…
Y seguramente muchos no ven más allá de lo que se lee, pero para mi, cada una de estas frases y otras muchas, han tomado un protagonismo especial, su significado se ha convertido en una transpiración cerebral que atacaba directamente al corazón, provocando un arritmia completamente nueva, que a su vez, creaba una insólita situación de ingravidez.
Mucho mucho no me altera pues busco el quien y el dónde desde que la razón me ronda y toda esta ida y venida sin moverme del oráculo, no provoca en mi más que un nuevo hilo de comunicación, eso si, más discreto y con menguado volumen, haciendo del cara a cara, el boca a oreja, pudiendo así, aderezar las confesiones de olor a humanidad, recuperando aquello que un día tuvimos, el calor humano.
Las palabras empezaron a cambiar sus morfemas para adaptarse a las nuevas oscilaciones, la independencia del ser humano pierde importancia en detrimento de un nuevo concepto, la antidependencia.
Y mientras descubro la nueva era que todavía está por venir, me aferro a un pasado que hace ya tiempo desapareció de mi vida, se hizo completamente inocuo en mi existencia, y pese a ello, continua lastrando mi esencia cuando el vino, hace mella en mi cabeza.
Voy a ver si esta noche de muertos hay suerte y alguno se lleva este bagaje adicional que me trastorna y me deja sus ganas a cambio, que con suerte, la nueva estrella, es la buena, es la de veras.
Y si la noche no confunde, que el día tampoco deslumbre.
Hemos venido al mundo para ser felices. Pero también nuestros compañeros de viaje. Cada uno tiene su manera particular de ser feliz y los demás debemos respetarla. Por eso, ir de masa borreguil impide ver la felicidad de las minorías, con tanto derecho a serlo como las mayorías. Respetemos. Saludos.