Bichos negros, seres vivos muy oscuros en movimiento rápido, tan ligeros que uno es incapaz de diferenciar si se trata de una adiestrada hormiga, una crujiente curiana o el gato Paco, paseánseándose a velocidad de vértigo entre las pies de la maga. A ella no le gustan esas visiones, no le asustan pero lo cierto es que la entristecen enormemente, son augurio de una pérdida humana cercana.
Recuerda que las primeras veces se sobresaltó al creerse acompañada por alguna oscura alimaña en el madrugada, fue el tiempo y su cabeza, esa mente que constantemente y mecánicamente trabaja infatigable, la que alertó a la maga del mal augurio de las fugaces compañías. Cada vez que esto ocurría, alguien cercano dejaba el plano del ahora, siempre cercano aunque no obligatoriamente conocido o estimado.
En estos días los bichos estuvieron muy activos durante varias madrugadas, en cada una de ellas, robaron con nocturnidad y alevosía el alma de algún vecino o conocido. En ninguno de los casos fue el corona quien se encargó de aniquilarlos con su letal veneno pesado. No todos los que se van ahora lo hacen a causa de la pandemia, esa que en lugar de con una buena inversión continua en investigación se está combatiendo con aislamiento y bozales, como aquellos que todavía matan a manotazos a las moscas, habiendo venenos que las aniquilan a ellas y a nosotros…
Cada vez que alguno se nos va, tiene la maga menos pena, siente como si el que se ausenta, consigue liberarse de toda la basura terrenal, de tanta mentira, de la angustia que se genera, de su propio sufrimiento, y ella reza…
Mientras, los seres negros proliferan

Querida compañera de lecturas, que razón tienes con esa visión. No fallaste con los dos últimos bichos. Se nos fue Ramón, nos dejó Joan. DEP los dos.
Estamos en un momento complicado con el virus, espero que dejes de bichos pronto y escribas de nuevos sobre esos vaivenes emocionantes que tan bien se te dan.
Un saludo