Hacía tiempo que no tenía una. Existen muchas pero a mi me gusta ésta y no me vale otra. Velas de ruda hay muchas y no dudo de la efectividad de ninguna de ellas, pero la mía, es ésta y volverla a encontrar, me ha hecho muy feliz, aunque también muy consciente de que si ha vuelto a mi vida, es porque la necesito, y eso… ya me preocupa…
La vela de ruda hoy quema con su llama chispeante y quebrada. Su aspecto se parece al del cielo, que hoy presenta un aspecto quebrado de grises que se debaten entre el llanto y la estrepitosa y ardiente presencia solar.

La llama amplia denota la gran cantidad de negatividad que la alimenta, mientras que ésta pasa a la cera verde oscura, casi negra, contenedora del vertedero de la oscuridad aural, ese donde va toda esa porquería que nos amenaza.
Cuando la llama decrece nos informa que el ambiente ha quedado de nuevo limpio y equilibrado.
Leer entre crispeante, semejante a una miniexplosión, augura muchas veces un hecho traumático, una contrariedad que nos acecha. La ruda ayuda a disipar ese acoso, en ocasiones generado por nuestras propias tensiones, aunque alguna vez, resulta ser un regalo de algún parasociópata
o parapsicópata
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Como de bien nacido es ser siempre agradecido, una broncita a mano siempre ayuda a corresponder con elegancia a los parapatapresentes…