He de decir que su lectura me ha resultado altamente adictiva que, en cuatro ratos, ni uno más ni uno menos, me la he ventilado. Por cierto, no sé cómo son los ventilados digitales. Y me gustaría hacer especial hincapié en el tema de la adicción, ya que justamente quien escribe este post, padece uno de esos extraños síndromes, el de la ausencia del gen de la adicción.
Volviendo al texto que nos ocupa, tengo la fiel convención de que si Camilo José Cela vivera en estos tiempos, La colmena se llamaría Delparaíso, de lo que no estoy tan segura es de que hubiera tenido de facto, tanta repercusión mediática.
No quiero hacer «spoiler» y debo por ello, dar más impresiones que las que tocan. Siento que con esta humilde reseña soy poco más o menos, la contraportada de cualquier obra y Delparaíso no lo es.
En síntesis y a modo de resumen, diré que la seguridad no existe, que la alerta máxima debería ser una prioridad, parte esencial del propio instinto de supervivencia y que nos sentiremos identificados en sus páginas, ya sea de forma personal o porque alguien como ellos se ha cruzado en nuestras vidas. En Delparaíso, Juan del Val no cuenta nada en particular y a la vez nos explica con lujos y detalles el funcionamiento de la sociedad. Esa que utilizamos injustamente de manera genérica, con el fin de conseguir una membresía totalmente aséptica, que nos inmunice de cualquiera de sus amenazas. Y es que, en el fondo, independientemente de nuestra edad, modo de vida o condición, no dejamos de ser un objetivo de riesgo de algún …ciópata.
Si existe alguna contradicción en su posología, sin duda sería que se abstengan de leerla los enterados de la vida. Saludos
