A lo largo de mi vida, lo único que algún día me ofrecieron por un día fue ser reina. Y es que hace años, muños años, se te acercaba algún intrépido de turno con ganas de cachondeo, y en lugar de ofrecerte la luna para convencerte, te largaban un de aquellos «Yo si quieres te hago reina por un día y madre para toda la vida», y se quedaban tan panchos, y, por supuesto, no pasaba nada. No he podido resistirme a enlazar en este párrafo mi primer estímulo, mi respuesta espontánea al trabajito por un día😜 donde podemos recordar aquella escena de la película de Tim Burton. Quizá en un carnaval me convierta en aquella Reina Roja (en la de Gómez Jurado no, aunque tampoco estaría mal convertirse en Antonia Scott por un día. ¡Qué vértigo estoy sintiendo de nada más pensarlo!

Por cosas como esas y alguna más, me gustaría ser Señor del Tiempo por un día, y retroceder al punto vital donde empezamos a hacer las cosas mal, a aquel día aciago donde cometimos el error de nuestras vidas, aquel que cambió para siempre nuestro destino y rompió nuestros sueños. Cuantas veces no he pensado, en buscar aquel Laçay de cuerda y hacer rodar su corona hacia atrás para fagocitar el tiempo inútil transcurrido, para pararlo en el momento más feliz, eternamente.