El descontento general está rebasando los límites humanos de tal forma que conductas que parecían estar erradicadas o en su defecto controladas, vuelven a tomar el día a día. Lejos parecen quedar ese tipo de conductas que hace un tiempo habíamos considerado patológicas. Con los acontecimientos en los cuales, nos vemos inmersos lo malo ha vuelto a salir y nuestras figuras tolerantes y comprensivas empiezan a perder peso. En alguna ocasión pude leer que no había nadie tan peligroso como aquel que no tenía nada que perder, y en estos días, estoy demostrando con creces esta premisa, desgraciadamente. Cuando una persona se encuentra en esta situación, desgraciadamente no tiene ningún reparo la hora de manifestar su insatisfacción, poco les importa la ética o moral establecidas o el dolor que de manera personal puedan causar a las personas, total, si ellos están mal, los demás también pueden estarlos. Menos mal que dentro de todo lo malo, dentro de toda esta falsa realidad que a marchas forzadas vuelve a descubrirse ante nosotros tal como es, y que dicho sea de paso, en cierto modo me complace, ya que me late que la el País de las Hadas, con la vuelta de las costumbres erradicadas, se vuelve a hacer visible la envidia, la prepotencia, la falsedad, la manipulación informativa a todos los niveles, el arte de colocar toda fuera de texto y contexto, rebasando los límites de la intimidad personal, familiar o empresarial. Ante tal tipo de agresión poco se puede hacer, ya que acostumbra a tener una mano ejecutora diestra din escrúpulos y sin miedos a morir por nada, hao de ese tipo de gente con tal nivel de frustración, de descontento o de desarraigo, que no le enfunda con facilidad en un informe de oficial sujeto con la prepotencia como real reflejo de todas sus carencias personales, y por ello, por su verdadera y escondida condición existente, ni a los daños colaterales que ente ellos pudiese ocasionar. Y aún sabiendo que su conducta no tenga más fruto que el daño causado, el dolor y sobretodo la impotencia sembrada en las víctimas que a utilizado para conseguir sus propósitos. Entrar en refranes o designios divinos, maleficios o limpiezas, o rituales varios no sirve más que para amedrentar a todo aquellos víctimas de éstos y de su propia ignorancia.
Y entrando por un momento en el terrero, para mí pantanoso de las energías, recordar que de la misma forma que en yoguilandia se hace hincapié en que todo lo bueno dado vuelve a nosotros, dar cuenta que Einsten dijo lo mismos después de demostrarlo.. “La energía no se crea ni se destruye, solo se trasforma.
Bueno, que paséis un feliz domingo.