¿Qué diantres ha ocurrido? Hoy, después de varios días sin pasar por aquí, -las fiestas y el cabreo tras el anuncio del desahucio se han conglomerado, haciendo el cúmulo circunstancial de excusas aumente de manera considerable, a modo de aquel tumor gigantesco que un día albergué en mi seno y que si no me lo hubiesen extirpado, hubiera reventado tal globo junto a la lumbre- he curioseado en la red, utilizando ésta, a modo de la caja tonta, y cual no ha sido mi sorpresa al comprobar que el día del fin del mundo en Terra, notificado por la misma en mi correo para el pasado 27, ha quedado hasta la hora de ahora, como el fin del mundo anunciado por los mayas hace… uf, muchos años, tantos que, hasta poco rato antes del evento, nadie se atrevía a decir de manera cristalina que, la interpretación no había sido la correcta -y es que a nadie le interesaba aclarar el entuerto, ya el poderoso caballero ha hecho su peculiar agosto, ya sea vendiendo camisetas o habitáculos varios.

Después de la sorpresa y alboroto, a modo del charlatán de la rifa del perro piloto, decido expresar, aun sin saber si esto salga a la luz aquí, o solamente en el extranjero, de este universo virtual, dos punto cero, creo.

Unos días me sentí como aquellos amores de los tiempos del ladrillazo, que una vez pasó el momento, se acabó el puntazo, se rompió el amor, al estilo de la Cuqui i el Salami, aunque sin dinero de por medio. Porque es claro que por ahí no iba… no hubo ofertas ni delicadezas por parte de la casa, pero si nuestros hijos a modo de escrito y nuestro tiempo hipotecado todo este tiempo.

Tiempo… no es que nos sobre y por ello entremos, es que nos falta espacio, y por ello, aquí, de nuevo, caemos.

EL FINAL DE LA PLAZA, EL PRINCIPIO DE LA CALLE BY MECHAS POVAL